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Organización Mundial de la Salud


[2011-10-23]

Plantea la importancia sanitaria y el costo de las enfermedades crónicas no transmisibles

LA CRECIENTE CARGA DE LAS ENFERMEDADES NO TRANSMISIBLES.OMSDesde 1989, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Internacional de Diabetes (FID) han estado realizando conjuntamente un importante esfuerzo, el movimiento de San Vicente, que ha llegado prácticamente a todos los Estados Miembro con un enfoque innovador para reducir significativamente los serios problemas de salud de las personas con diabetes. A continua-ción, expondremos un extracto de 'HEALTH21: Health for all in the 21st Century, la quinta publi-cación de la serie "Salud europea para todos': editada por la Oficina Regional Europea de la OMS (OMS/Euro) que subraya la gravedad del aumento de la prevalencia de enfermdades no trans-misibles como la diabetes. Las enfermedades no trans­misibles representan el mayor problema de mortalidad y morbi-lidad dentro del con­junto de la Región Europea y en cada uno de los Estados Miembros. En los paí­ses de la Europa central y oriental (PECO) y en los nuevos Estados inde­pendientes (NEI) de la anti-gua Unión Soviética los índices de enfermedades no transmisibles son particularmente altos y se encuentran en aumento. Los factores que afectan la susceptibili­dad de un individuo de desarrollar enfermedades no transmisibles son genéticos, biológicos, de conducta y ambientales. Las investígaciones indican hoy día que la carga genética de una persona es más importante al determinar la pro­babilidad de desa-rrollar ciertas enferme­dades de lo que se admitía en el pasado. Sin embargo, la reducción y el con-trol de los factores de riesgo relacionados con el comportamiento y el medio ambiente siguen sien-do la piedra angular de la ac­ción para reducir la incidencia y alterar el curso de las enfermedades no transmi­sibles. Factores .de riesgo como el tabaco, el al­cohol, la obesidad, las dietas grasas, la falta de ejercicio y el estrés pueden vincularse epidemiológicamente a enfermedades específicas indivi-duales. Colectivamente, ofrecen la oportunidad de ejercer un enfoque integrado que puede contribuir a la reducción de varias de las enferme­dades no transmisibles más importantes, por ejemplo, la enfermedad cardio­vascular, ciertos tipos de cáncer, enferme­dades pulmonares de obstrucción cróni­ca, desórdenes mentales, y la reducción de violencia y accidentes. Se calcula que la diabetes afecta a entre 25 y 40 millones de personas en la Región. Cuando no se trata adecuadamente, podría acortar la vida y tener diversos efectos adversos sobre la salud, como ceguera, fallo renal, amputación, crisis aguda de azúcar en sangre, etc. Impone una consi-derable carga para los servicios sanitarios.La mortalidad por diabetes muestra tendencias estables o decrecientes en los países de la PECO, pero las tendencias aumentan desde un índice inicialmente más bajo en la NES, posible-mente debido a la extremadamente alta prevalencia de la obesidad. La diabetes durante el embarazo supone un mayor riesgo para la madre y el hijo. Reducir las enfermedades no transmisibles.Para el año 2020, la morbilidad, la incapacidad y la mortalidad prematura debidas a las principales enfermedades crónicas deberían reducirse a los mínimos niveles posibles en toda la Región. En particular:·         la mortalidad debida a las enfermedades cardiovasculares en personas de menos de 65 años debería reducirse por término medio en al menos un 40 por ciento, particularmente en los países que tienen en la actualidad una alta mortalidad; o        la mortalidad causada por cualquier tipo de cáncer en personas de menos de 65 años debería reducirse por término medio en al menos un 15 por ciento, reduciendo la mortalidad causada por el cáncer de pulmón en un 25 por ciento; o        la incidencia de las amputaciones relacionadas con la diabetes, la ceguera, los fallos renales, las complicaciones del embarazo y otros graves efectos en la salud deberían reducirse a un tercio; o        debería haber una reducción sostenida y continua en la morbilidad, incapacidad y mor-talidad causadas por enfermedades crónicas respiratorias, desórdenes musculares y óseos, y otras enfermedades crónicas prevalentes; o        al menos un 80 por ciento de los niños de 6 años deberían estar libres de caries, y los niños de 12 años no deberían tener por término medio más de 1,5 dientes cariados, per-didos o con empastes. Estrategias propuestas.Existen los conocimientos para prevenir, diagnosticar y tratar muchas enfermeda­des no transmisibles. El análisis de la si­tuación indica cuatro estrategias económicamente efectivas y de gran cali­dad a niveles de salud pública, individual y clínico. Deberían adoptarse enfoques amplios de políticas públicas para tratar los facto­res de riesgo para la salud de una manera integrada, atajando, tanto la exposición por comportamiento como al medio ambien­te. Es un reto importante a nivel nacio­nal, regional y de comunidades locales. Ejemplos de tales políticas incluyen, entre otras cosas, incentivos por programas de prevención, pro­gramas educativos, políticas de transporte y control de polución medioambiental. El sector sanitario también puede ser específicamente responsable de un enfoque in-tersectorial. El objetivo es. adoptar un enfoque amplio de los factores de riesgo por compor-tamiento y medio ambiente más importantes, como por ejemplo, fumar, el consumo de alco-hol, una nutrición no sa­ludable y la falta de actividad física. Di­cho enfoque ofrece la oportu-nidad de combinar las iniciativas de políticas pú­blicas inter-sectoriales con intervenciones para localizar y controlar casos individua­les con la in-tención de reducir la prevalen­cia y el impacto de los factores de riesgo comunes.El Programa de intervención para las en­fermedades no transmisibles de la OMS ofrece un importan­te modelo para dicho enfoque combinado. El programa CINDL establecido en 1982, apun-ta a reducir la carga de estas enfer­medades en la sociedad controlando sus fac­tores de riesgo. Se basa en la puesta en marcha y la evaluación de proyectos de de­mostración. Gracias a la colabo-ración a largo plazo entre los 24 países que ahora son miembros, se ha construido un único cuerpo de conocimientos y experiencia para la prevención de enfermedades no trans­misibles a través de enfoques integrados a nivel de la comunidad. Los resultados más impresionantes se consi­guieron en Finlandia, con. una reducción del 73 por ciento de la mortalidad por cardiopatías coronarias en un período de 25 años. Uno de los facto-res importantes que contribuyen a este dramático descenso es el cambio en la dieta; la política finlandesa de nutrición recomienda un aumento de la ingestión de alimentos de bajo contenido en grasas saturadas y ver­duras. Una ensalada gratuita con las co­midas, por ejemplo, contribuye a dupli-car la ingestión de verduras. Se necesitan polí­ticas alimentarias y de nutrición en todos los Estados Miembros para ayudar a redu­cir los altos niveles de mortalidad prema­tura y morbilidad causadas por enfermedades no transmisibles. Las estrategias preventivas deberían basarse en la población, y donde sea ade­cuado, basarse en revisiones, por ejemplo, para localizar cáncer de mama y de útero. El objetivo de dichas estrate-gias es llegar a todo el grupo de población con riesgo, a menudo con un con-tacto inicial a través de los registros de población basados en la sanidad primaria. Las revisiones implican la utilización de un análisis. Esto iría se­guido, en los casos en que los análisis ten­gan un resultado positivo, de un examen definitivo, un diagnóstico y un trata-mien­to. Las estrategias para localizar casos, por ejemplo, para localizar hipertensión, de­berían estar basadas en el aprovechamien­to del contacto individual con los pacientes. Éstas se pueden llevar a cabo por medio de enfoques específicos en los pacientes de alto riesgo, utilizando de nuevo regis-tros de po­blación basados en la sanidad primaria.Dichas estrategias podrían incluir la iden­tificación de factores de riesgo; las interven­ciones basadas en el comportamiento y el estilo de vida; y el control de las enferme­dades tales como la hipertensión y la dia­betes. Para aquellos a los que se les ha diag­nosticado una enfermedad, son esenciales los servicios de tratamiento y constituyen una dimensión importante en su calidad de vida. Las tecnologías de diagnóstico y tratamiento se han hecho cada vez más efec­tivas, pero se necesita una fuerte interacción entre la sanidad de emergencia, primaria, secundaria y terciaria, con procesos efica­ces como referencia entre los distintos nive­les.Se necesitan programas amplios para la detección y el control de la diabetes y sus complica-ciones, con el cuidado personal y el apoyo de la comunidad como componen­tes principales. Esto significa aumentar la concienciación tanto del público en gene­ral como el de los profesionales sanitarios, con un fuerte componente de formación para los médicos de cabecera y los enferme­ros para educar a las personas con diabetes y a sus familias en la utilización de las téc­nicas esenciales de cuidado personal para el control de la diabetes. El tratamiento especializado y eficaz a todos los niveles de la atención sanitaria debe estar claramente basado en la evidencia y gestionado en tér­minos de los resultados a los que se apunta tanto a nivel de población como indivi­dual. Se ha de-mostrado que dichos enfoques consiguen mejoras muy importantes en el control clínico y en el descenso de los índi­ces de complicaciones. La clave del éxito es la implicación de los pacientes así como la de sus familias en la pla-nificación y la distribución de la aten­ción, y en el desarrollo de las competen­cias que se necesitan para el autocontrol. Asegurar que cada Estado Miembro lle­va a cabo un programa nacional como parte del movimiento de San Vicente mencionado anteriormente tendrá un impacto importante en la salud de las personas con diabetes dentro de la Re­gión Europea. Todas las estrategias de control de enfer­medades requieren una base de pruebas sufícientes, que testifique a favor de su efectividad y eficacia, así como de la ac­cesibilidad y calidad de los servicios pres­tados. Dichas estrategias deberían, por lo tanto, ser apoyadas por un sistema de in­formación sobre la salud basado en la población. Este sistema debería permitir: ·         la identificación de toda la población y su epidemiología, es decir, mortali­dad, morbilidad, estilo de vida y características de comportamiento; ·         planificar y controlar las estrategias de intervención en las enfermedades no transmisibles; ·         la gestión de la implicación de los individuos con dichas estrategias, es decir, registrar el contacto inicial, anotar los resultados de las revisiones y las intervenciones para encontrar casos, monitorizar el seguimiento, y anotar los resultados; ·         la monitorización y evaluación de los programas en términos de su calidad, centrándose en los resultados conse­guidos sobre la salud. ________________________________________________________________________

 

Fecha de Publicación: 2011-10-19 05:22:55

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